Movimientos Ancestrales

Autor: Conversación entre Steve Paxton y Romain Bigé.

Año:

Idioma original: Francés

Traducción: Aida Gifreu

Fuente: Repères, Cahier de danse nº 36. Imaginaires Infantiles

Traducción oficial: 

Título original: Mouvement Ancentraux

Romain Bigé invita a Steve Paxton a explicar como  el Contact Improvisación se inspira en el

pensamiento infantil, mostrando las bases iniciales del desarrollo de esta técnica: ¿qué experiencias infantiles propone poner en juego el Contact Improvisación?

En la primavera de 2015, Steve Paxton y Lisa Nelson me acogieron en su casa, en Mad Brook Farm, al norte de Vermont, en Estados Unidos. Fue allí, cigarro en mano y rodeados de nieve,  donde tuvo lugar esta conversación. En ella se  habla de la infancia y del Contact Improvisación, a través de una especulación filosófica sobre el juego, la individualización, los apoyos y el hogar. La forma de danza que

Steve Paxton inició en los años 70 no ha sido muy mencionada, pero está implícita en todas partes, cuando se trata de movimiento y de relación.

Romain Bigé

 

Romain Bigé: En Jeux finis et infinis, James P. Carse propone distinguir entre los juegos (acabados), en los cuales el objetivo es vencer y acabar con el juego (la mayoría de los partidos de deporte son de este tipo), y los juegos (infinitos) en los cuales el objetivo es encontrar estrategias para hacer que el juego continúe. Podríamos decir que los juegos de niños son de este tipo: los niños parecen estar

constantemente en la búsqueda de maneras de cambiar las reglas para que el gesto que debería poner fin al juego (“atrapado”) le de, en cambio, un nuevo impulso (“hago un hechizo de protección…”). El Contact Improvisación pertenece a la segunda categoría.

 

Steve Paxton: Creo que, cuando concebí el Contact Improvisación, la primera cosa que me vino fue la manera en que los niños juegan con los adultos, y cómo los adultos tratan los cuerpos de los niños: balanceándolos por los aires, mimándolos; y como los niños, persiguiendo los adultos, buscan obtener

interacciones con ellos. La segunda cosa que tuve muy presente fue que mis gatos acababan de tener una camada de gatitos, y observé cómo estas pequeñas bolitas de pelo ciegas utilizaban el juego, el combate, como tantos modos de aprendizaje para sus actividades. El juego se presentaba de forma evidente como la caja de herramientas para todo lo que necesitaban aprender, desde la caza  al sexo.

Todo esto  provenía del terreno del juego.

 

R.B.: Es este abanico de actividades (del combate al sexo, pasando por el descubrimiento de tantos instintos posibles) el que has puesto en el Contact Improvisación?

 

S. P.: No, no exactamente. De hecho, lo he mezclado con algún aspecto que encontré en el aikido, una forma de compasión en el combate. En aikido la repetición de los ataques permite el impacto global. Un Sensei nos dijo un día que el aikido se practica con amor. Esto quiere decir que cuando nos atacamos, la

reacción que esto tiene que desencadenar no es el miedo, la agresión, la venganza o el temor, es el amor y la aceptación. En todo momento, tengo que ser capaz de activar ese amor delante del peligro para poder afrontar el ataque.

 

R.B.: Y en el Contact Improvisación?

 

S.P.: Después del nacimiento tenemos, durante bastante tiempo, una especie de danza – muy física – con nuestros padres. Pero, hacia los cuatro o seis años, se empieza a producir una separación, y la comunicación física ya no tiene lugar con la misma frecuencia y facilidad. Y cuanto más creces, menos practicas esta comunicación física. No antes, en todo caso, de que te encuentres implicado en una relación amorosa, donde vas a reencontrar esa conexión física íntima: el amor, el sexo, la amistad, y todas estas formas donde el tocar es mutuo y deseado.

En el Contact Improvisación exploramos la herencia con la cual hemos nacido y de la cual la sociedad ha decidido que era necesario deshacerse hasta un cierto punto. En el Contact Improvisación, podemos explorar esa conexión física con otro ser humano, pero como adultos y con nuestros cerebros y nuestros

espíritus de adultos. Pienso que esto es lo que me ha conducido al Contact. Éste, no solo me ha dado, como buscador en movimiento, un abanico de gestos y de ideas para explorar; sino que también me ha regalado la oportunidad de conectarme con individuos de esa manera tan fundamental.

A veces, en un tren, o en una multitud, de repente, tienes un momento de intimidad (un comentario, una mirada, una sonrisa) con un extranjero; alguna cosa divertida pasa y tus ojos se cruzan con los del otro considerando, con la misma diversión, la misma situación, y este momento se encuentra enriquecido por ese vínculo. Yo encuentro estos momentos increíbles, y creo haberlos vivido millones de veces con las personas con las que he bailado: sonrisas, intercambios de miradas reales, relajadas o  fuertes, estableciendo un sentido profundo y caluroso del vínculo. No se trata de convertirse en un “bailarín de

Contact experto”: la virtuosidad no me interesa. Lo que me interesa es lo que esta actividad física aporta entre los individuos: ¿qué conjunto formas tu dentro de un grupo? ¿Qué vínculos y qué sensaciones puedes encontrar, que no habías encontrado antes?

 

R.B.: Con respecto a este sentido de la curiosidad en el Contact Improvisación: tu hablas a menudo de la necesidad de conservar un “espíritu de principiante”, un sentido de la búsqueda. Para mi, está muy

vinculado con la infancia (o, en todo caso, con mi representación de la infancia), como un estado de espíritu que, aunque sea menos experto, es necesariamente conducido a crear nuevos esquemas frente

a situaciones inéditas. ¿Como, con nuestros “espíritus de adultos” como tu dices, podemos encontrar este estado?

 

S.P.: Pienso que es bastante simple. La cultura, o al menos la cultura occidental, integra los nuevos miembros de la tribu enraizándolos en el mundo visual. Éste opera en perjuicio de los otros sentidos y a favor de protocolos muy estrictos en relación con los lugares donde tu puedes entrar en una relación

física que solo será contigo mismo. Quizás te vas a autorizar a dar un paseo, o a ir a hacer skateboard (todas las cosas que calificamos de “deportes”), pero esta será una sub-categoría de la existencia, es decir que la categoría principal seguirá siendo el trabajo, con la idea de mantener una estabilidad para tu vida, bastante egoístamente. Crecer, emanciparse de la familia, ver el mundo alrededor de uno mismo, leer, todo esto se sostiene en el aprendizaje de los potenciales de la visión.

Una vez que has descubierto la realidad del objeto como algo ajeno a ti, una vez que has aprendido que hay otra gente y que tu eres tu mismo, empiezas a dejar a los otros y a regresar, porque sabes que tus padres se quedaran en casa incluso si tu te vas al jardín, sabes que ellos estarán aún allí cuando

vuelvas. De alguna manera, tu te miras como un adulto. Me acuerdo de los juegos que yo hacía con una niña que vivía al lado de mi casa. Nos instalábamos en un árbol, y pasabámos horas y horas viviendo en una historia muy compleja, inventada por nosotros, en la cual ella era la Reina de Sheba. Y nos

poníamos a arrastrarnos encima del árbol,  porque era el desierto – este tipo de cosas. La Reina de Sheba, las princesas, los reyes, los guerreros… ¿De donde viene todo esto?

 

R.B.: Lo que comprendo en lo que dices, es que la individualización no consiste tanto en el hecho de encontrar apoyos por sí mismo: se trata más bien de saber cómo yo puedo proveer apoyos a los otros, y de descubrir cuales son los géneros de soporte que yo propongo a los otros.

 

S.P.: No es para nada lo que he dicho, pero sin duda es verdad que no podemos proporcionar apoyo a otra persona antes de saber estar como individuo.  A propósito, la cuestión ni se pondría. Antes de la individualización, tu eres tan pequeño comparado con tus padres que esto no tendría sentido. Y cuando

te haces mayor, los “apoyos” pasan a ser, quizás, más metafóricos: tu le traes flores a tu madre  o cosas de este tipo.

 

R.B.: O bien tomas como apoyo a la Reina de Sheba.

 

S.P.: Ya veo: tu quieres decir que los juegos son juegos de individualización y de apoyo mutuo.

R.B.: Sí. Quiero decir que individualizarse es la misma cosa que ofrecer apoyos a los otros.

S.P.: Bien. Intento comprenderte. En un principio, tu no estas individualizado . ¿Cómo concibes la posibilidad de individualizarte?  Estabas ya sosteniendo a tus padres cuando eras un bonito bebé, suscitando en ellos todo el trabajo, todas las actividades: ser el centro de atención de tus padres, ya sería darles apoyos?

 

R.B.: Esta podría ser, quizás, la semilla, sí. Recibiendo el apoyo, la atención de los padres, entendemos que nosotros mismos les damos un soporte a sus actividades.

 

S.P.: Claro está que les damos alguna cosa y, por supuesto, no nos decimos “venga, voy a ayudarlos” es un proceso de desarrollo, no un proceso racional. Pero quizás entonces empiezas a sentir apoyos más allá de tus padres: no solo el soporte que te proporcionan tus piernas, sino también el que soportan tus

piernas. Empiezas a comprender lo que no tiene peligro: examinas el entorno a una cierta distancia, tienes un sentido de la extensión del “sin peligro”, y ésta crece gradualmente de la habitación a la casa, al jardín. Todo este hogar, que nunca es más que un tipo de ampliación del abrazo primordial entre los

brazos de la madre.

 

R.B.: Y quizás la eternidad más larga, en este sentido, sería la gravedad, como figura de la naturaleza. Pienso en este comentario de Agnes Martin que te gusta citar: “La última cosa que queda de la naturaleza en Nueva York, es la gravedad.”

 

S.P.: No lo se. Pienso que la naturaleza como sistema de soporte es una idea más sofisticada para nosotros como adultos de lo que era para nosotros como niños. Es verdad que tu te apoyas en la gravedad, pero no te das cuenta. Y seguramente no te dices a ti mismo que sostienes la gravedad solo porque te sostienes en el suelo.

 

R.B.: Sin duda. Pero pienso en lo que hacemos en la “pequeña danza”: descubrimos todos los apoyos que proporciona nuestra estructura, o más exactamente, que proporciona la relación entre nuestra estructura y el suelo. Dicho de otra manera, descubrimos un apoyo constante sobre el cual podemos descansar en la postura erecta.

 

S.P.: Sí, pero es un golpe de suerte: tu no puedes hundirte en el suelo, la superficie sobre la cual te mantienes no está hecha de miel. ¡Es solo un golpe de suerte! También habrías podido nacer en el agua…

 

R.B.: De hecho, hemos empezado en el agua.

 

S,P.: Es verdad. El nacimiento es dejar el agua. Es el primer contacto. Pero me gustaría volver a tu idea según la cual no podemos individualizarnos sin ofrecer apoyo: ¿qué hacer en estas situaciones en las que nos encontramos forzados a dejar el hogar porque tenemos padres malos, violentos, alcohólicos, de los cuales tenemos que alejarnos rápidamente? Aquí la individualización no pasa por la fundación de un hogar, es solo una fuga.

 

S.P.: De esta experiencia podríamos decir: la primera individualización es el retiro del contacto. Exploramos entonces la pérdida de apoyo: descubrimos que debemos negociar con nuestro entorno.

Con un poco de suerte, hay seres amantes y bondadosos en el entorno (la madre o la familia en sus formas habituales), y después hay los árboles, las ardillas y todas esas curiosidades que la madre no ofrece. La madre es, pues, concebida como una criatura limitada, dotada de un solo rol: el de apoyo. Y

ésta se concibe sin gran interés, demasiado familiar, demasiado constante, y, por lo tanto, nos permitimos ignorarla a favor de la alegría de jugar con montones de barro, en areneros y de estar con la pequeña y bonita vecina. De esta manera llegamos a entender la idea de apoyo en el entorno. Pero no

creo que sea verdad: el contacto con el entorno no es necesariamente una relación de apoyo; esto es lo que lo hace interesante.

 

R.B.: ¿Aceptarías decir, pues, que preparar el espíritu improvisador, es mantener un cierto nivel de vulnerabilidad o de porosidad respecto a este entorno siempre cambiante?

 

S.P.: Lo que decimos con el Contact Improvisación es esto: ¡Adelante! Sé poroso;  esto no dura nunca más de dos horas, y después, tu podrás volver a tu caparazón. O quizás no vas a quererlo más. Quizás vas a buscar maneras de vivir sin él.

El Archivo Contact Improvisación (CI), surge de la necesidad de tener mayor accesibilidad a la información sobre el CI. 

Inició su recorrido en el año 2017, primero recopilando material (su mayoría en inglés) y luego traduciéndolo con personas voluntarias de capacidad técnica y sensibilidad y/o práctica en esta danza. Se develó así la importancia que tiene, no sólo de democratizar el acceso a la información, sino también valorar el aporte al CI de la comunidad hispanohablante (2º mas grande mundialmente).

Por lo que surge entonces, una página web accesible y gratuita, que suma (y no sólo recoge), sino también genera material en español. Inicialmente, fue promovido por Natividad Insua en colaboración con ENEstudio y personas voluntarias, y a partir del 2023 se suman como promotoras Andrea Saito y Eva Yufra, para ampliar y seguir desarrollando el proyecto. 

¡Bienvenidxs!

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